La casa se encuentra ubicada en un terreno de calificación rústica, por lo que, en cumplimiento del Plan Territorial, las soluciones constructivas y los materiales utilizados en su diseño y materialización debían ser propios de la arquitectura tradicional rural mallorquina.
La construcción ocupa una posición central en la parcela, cerca de una antigua casa de aperos a la sombra de un almendro centenario. Se decidió proyectar una vivienda que reinterpreta una de las tipologías tradicionales más frecuentes de la zona, caracterizada por un volumen principal de planta rectangular y doble crujía de planta baja mas una con cubierta a dos aguas al que se adosan otras piezas más pequeñas, entre ellas un porche. Esta composición permite que todas las estancias principales de la casa se abran a la fachada Sur, hacia donde además se disfruta de las mejores vistas sobre el paisaje, aunque están dispuestas de tal forma que la mayoría disponen de doble orientación.